sábado, 4 de mayo de 2013

Capítulo 33. 'Soy y seré el resto'.

-         Deberíamos irnos.
Annie se recostó sobre el pecho de Finnick, encogiendo las piernas. El mar se extendía ante ellos, azul, infinito, tan enorme que podría llegar incluso a dar miedo, aunque para Annie era de todo menos algo aterrador. Era como una medicina. Al fin y al cabo, había sido el mar el que le había devuelto sus recuerdos.
En realidad, los peces no habían hablado, del mismo modo que Finnick o Dexter lo hacían. Habían sido simples imágenes en su cabeza. Y lo había visto todo, con pelos y señales, sin sentir nada en un principio, como si estuviese frente a una roca. Lo peor había llegado cuando las olas la habían llevado hacia la orilla y su cuerpo había tocado la tierra firme. Ahí habían vuelto los sentimientos, las emociones. El dolor. Millones y millones de agujas de dolor destrozando su cuerpo. Nunca se había sentido tan vulnerable.
-         ¿An?
Finnick apoyó los labios bajo su oreja. Annie gruñó, apretándose contra su cuerpo. Se estaba bien allí, con él, encajando como piezas de un puzle, con la brisa fresca de la noche acariciando su piel.
-         An, deberíamos irnos – repitió Finnick, abrazándola.
Annie se arrebujó en la camisa blanca que Finnick le había dejado. Olía a sal del mar.
-         No quiero – respondió -. Quiero quedarme aquí para siempre.
Finnick apoyó la barbilla en su cabeza y tiró de ella, levantándola del suelo. Annie se agarró a su cuello y lo miró a los ojos, que brillaban bajo la oscuridad de la noche.
-         ¿No podemos quedarnos un poco más? – rogó, haciendo un puchero -. Por favor, por favor, por favor…
Finnick esbozó una media sonrisa y comenzó a andar. Sin embargo, antes de que Annie tuviera tiempo de protestar, el chico se lanzó con ella a la arena, haciéndola caer sobre su cuerpo para amortiguar el golpe. Annie rodó sobre él, entre risas, y le lanzó un puñado de arena. Finnick se quitó los granos de los ojos y, al mismo tiempo que se sacudía el pelo, le agarró un tobillo y tiró de su cuerpo hasta colocarla debajo de él. Los dedos del muchacho rozaron la barriga de la chica y ella empezó a reír, a causa de las cosquillas.
-         ¡Para, para! – gritó, sin dejar de reír, pataleando contra su cuerpo.
Finnick apartó las manos y se tumbó sobre ella, apoyando su cuerpo en los codos para no aplastarla. La luz de la luna dejaba la mitad de su cara iluminada y la otra mitad oscura, pero sus ojos seguían brillando de la misma manera. Annie alargó una mano hasta enredar un mechón de pelo cobrizo demasiado largo entre sus dedos.
-         Siempre he pensado que el pez soy yo – comenzó ella -, pero igual eres tú, porque haces cosquillas igual que ellos.
Finnick le apartó el pelo de la cara, sonriendo.
-         Somos hijos del mar, An. Todos en el distrito 4 lo son.
Annie soltó el mechón de pelo y dejó caer la mano, rozando la barba de su mandíbula.
-         No me gusta – gruñó, arrugando la nariz.
Finnick sacudió la cabeza, y unos granitos de arena cayeron sobre la cara de Annie.
-         Ya, a mí tampoco.
-         ¿Y por qué no te la quitas?
Finnick se quedó callado, con el ceño fruncido. A Annie no le gustaba verlo así, serio, así que apartó la mano de su mentón y le empujó para sacárselo de encima.
-         ¿Vas a contarme un cuento hoy?
-         ¿No has tenido suficiente sesión de cuentos este día, An? – respondió él, sonriendo.
Annie se colgó de su cuello y dejó que la levantase otra vez. Le encantaba estar en los brazos de Finnick, sentir cómo la elevaba en el aire y cómo se balanceaba cuando el chico andaba. Era como estar en el agua, sintiendo el movimiento de las olas, pero era Finnick y no el mar, lo que era mil veces mejor, por mucho que Annie amase el agua.
De hecho, a Annie le encantaba estar con Finnick más que cualquier otra cosa en el mundo, y la simple idea de poder llegar a perderlo le provocaba una sensación de vacío y tristeza que no era capaz de entender. Sabía que su vida no estaba totalmente completa sin él. Eso era un hecho.
Finnick la bajó al llegar a la abertura del acantilado, pero fue ella la que tiró de su muñeca para introducirlo en la pequeña cueva.
Le había costado una gran cantidad de tiempo descubrir dónde estaba la entrada a su playa, pero el cuento de la princesa le había abierto un millón de puentes a su pasado. El primero, el lugar exacto donde se encontraba su hogar. Y, después, cuando había querido saber quién era, había traído de vuelta sus recuerdos, a Kit, el lugar malo donde había sentido que ya no era más ella misma, donde se había perdido a sí misma… a su madre.
Pensar en su madre debería ser mayor que cualquier dolor físico o mental que hubiese experimentado a lo largo de toda su vida, pero, por mucho que se esforzara, ni siquiera podía recordarla con nitidez. No tenía lágrimas para llorarla.
Annie salió de la abertura y se sentó en el suelo, ya en la Aldea de los Vencedores. Se sentía una hija horrible, incapaz de sentir la muerte de su madre. No podía decir tampoco que la echase de menos, puesto que no recordaba ningún momento que le provocase esa clase de nostalgia. Ni siquiera había llorado por su muerte ninguna de las veces que se lo había recordado a Finnick durante esa tarde. Tan solo había sentido dolor al darse cuenta de lo que había perdido cuando los peces se lo mostraron.
-         ¿An? ¿Annie, qué pasa?
Finnick se arrodilló a su lado, con el ceño fruncido.
-         Me odio, me odio – susurró Annie, arañándose los brazos.
El chico le apartó las manos del cuerpo.
-         No digas eso.¿Qué ocurre?
-         No la quería, Finnick. No la quería y por eso no estoy triste. Mamá se ha muerto y no estoy llorando, yo debería llorar…
-         No, Annie, no es así…
Finnick la abrazó, apoyando la barbilla en el hueco de su hombro. Annie tragó saliva.
-         La querías, An, la querías muchísimo. Me pediste que cuidase de ella, ¿te acuerdas? Es solo que estás… desorientada ahora, y no controlas, no sabes…
-         ¡Dejad de decidme que no sé nada! ¡Si sé, sé cosas! ¡Sé que ella está muerta y que yo no estoy llorando, y que cuando la gente que quieres se muere, lloras!
Finnick se apartó.
-         Ya sé que sabes cosas, Annie. Pero no puedes culparte por no llorar. No eres… consciente de lo que ha pasado aún. Tienes que asimilarlo. Pero la querías, Annie, ¿vale? La querías.
Annie lo miró a los ojos, cuyas pupilas reflejaban la luna, y sabía que esos ojos eran sinceros. Ella quería a su madre, la había querido. Tenía que haberla querido.
Finnick la levantó del suelo de nuevo y la llevó por toda la Aldea en brazos, en silencio. En cuanto la puerta de su casa se abrió, Dexter y Mags aparecieron a la carrera frente a ellos, seguidos de Margaret y Marie. Dexter tenía la nariz hinchada.
-         Gracias a dios- susurró el hombre, pasándose una mano por el pelo.
-         Voy a subirla arriba – anunció Finnick al empezar a subir las escaleras.
Al llegar a la habitación, la tumbó en la cama. Annie tiró de él hasta que lo tuvo tumbado a su lado.
-         Bueno – susurró Finnick contra su pelo -. Entonces, ¿qué cuento quieres hoy?
Annie arrugó la nariz, inspirando el olor a sal del mar de su camisa.
-         No quiero cuento. Quiero que duermas conmigo.
Finnick asintió, la besó en la cabeza y cerró los ojos, apretándola contra su pecho. A los pocos minutos, ya estaba dormido.
Annie observó su perfil perfecto. El tabique nasal recto, los labios llenos, largas pestañas de un tono cobrizo oscuro, las finas cejas. La muchacha extendió una mano para acariciarle el pelo, demasiado largo, mucho más de cómo lo había tenido siempre.
Había perdido mucho en el pasado.Tanto que incluso se había perdido a sí misma. No recordaba cómo era ser esa otra persona, esa otra Annie a la que todos querían ver de vuelta. No sabía ser esa Annie Cresta.
Sin embargo, esta Annie, esta An, tenía algo que no hacía olvidar las pérdidas de su pasado, pero prometía un futuro, esperanza: tenía a Finnick.
Annie se levantó de la cama con todo el cuidado del mundo y bajó las escaleras hasta el comedor. El cuaderno blanco y el lápiz seguían encima de la mesa, aunque en una posición muy diferente a como ella lo había dejado. Se sentó en una silla y empezó a escribir.

<< Debería estar durmiendo. En realidad, me gusta dormir, y más si es en esta cama, que es blandita. Pero mucho más si es con Finnick. Dormir es genial. Hay una cosa, los sueños, que hacen que dormir sea como… como leer un libro, escuchar un cuento o vivir una aventura. Eso es lo que hace que dormir sea increíble.
Los peces me han enseñado algo así, como si fueran sueños. Pero no, eran muy reales. No eran recuerdos de mentira, y no eran increíbles como dormir. Eran malos. Todos morían.
Kit tenía una sonrisa bonita. Y sonreía hasta que le cortaron la cabeza, y siguió sonriendo después de eso. Y mamá… solo puedo recordar bien sus ojos. Eran muy bonitos, de color marrón, como el chocolate caliente >>.

 Annie soltó el lápiz y se frotó los ojos. Y, entonces, su mente empezó a enfocar cosas hacia sus párpados. Una enorme red, una mesa pequeña, un vestido de cuadros…

 << Recuerdo una vez que mamá me llevó al mercado. Había un puesto con piedras del mar, y ella me dijo que en realidad era sal. ¿Cómo podía ser la sal tan dura? La sal es como la arena, si la coges en un puño, se sale entre los dedos. Pero esa era dura, como una piedra. Mamá me dijo que no era un puñado de sal muy duro, sino que era sal que había formado cristales. ¿Alguna vez has visto esos cristales? (A veces, cuando escribo, pienso que hablo con otra persona. Se me olvida que solo es una hoja) Bueno, cuando reflejan el sol, salen los colores del arcoíris. Y es precioso.
Quería a mamá. Lo sé. Lo sé porque si no la quisiera, entonces ese recuerdo real no me habría hecho llorar ahora mismo. Y lloro porque su muerte me pone triste. Y si estoy triste es porque la quiero.
A veces, creo que el mundo está mal organizado. Que la gente buena, como mamá, se va muy temprano, y la gente mala, como el señor malo que me quería hacer daño, a mí y a Finnick, no se van. Y eso está mal, porque entonces el mundo queda lleno de gente malvada. Y no me gusta.
La gente mala hace daño a la gente buena, y Finnick es bueno. No quiero que hagan daño a Finnick. Voy a protegerlo, aunque el piense que es él quien tiene que protegerme a mí.
Pero él me necesita. ‘Te necesito, Annie Cresta’. Eso es lo que me ha dicho. Me hace sonreír. Es una cosa bonita.
También te necesito, Finnick Odair >>.

 Annie se secó las lágrimas con la manga de la camisa de Finnick. Escribir siempre ordenaba sus ideas, y acababa de sacar en claro dos cosas:
Que quería a su madre. Que la había querido, como Finnick había dicho, y que la iba a querer aunque ella no estuviese.
Y que necesitaba a Finnick Odair. Que lo necesitaba vivo y sano.
Annie cerró el cuaderno y se levantó de la silla. Entonces, al girarse se dio cuenta de que no estaba sola.
-         ¡Ah!
Dexter alzó la mano para taparle la boca. Annie le mordió la palma con fuerza y él se apartó, dolorido.
-         ¡Ey! Solo quería que no despertases al resto.
Annie respiró hondo y volvió a sentarse. Dexter, junto a ella, abrió el cuaderno.
-         ¿Cómo estás, An?
-         No me llames An. Solo Finnick me llama así – replicó ella, frotándose los ojos.
-         Vale, Annie. ¿Cómo estás?
-         Cansada. Quiero irme con Finnick.
Dexter levantó las cejas, pero no dijo nada.
-         Dexter – comenzó ella -. Mi… mi madre está muerta -. Las lágrimas volvieron a caer por sus mejillas -. Y yo… no sé si quiero recordar.
Dexter le apartó las lágrimas de los ojos con los pulgares.
-         ¿Y si todos los recuerdos son malos?
-         No todos, Annie. También los hay buenos.
-         ¿Cómo lo sabes?
-         Porque… has recordado los cristales de sal que tu madre te enseñó. Porque Finnick te conoció entonces, y eso te hace sentir bien. Porque eras una niña feliz.
-         Pero mi madre está muerta,  Dexter – Annie se frotó los ojos para apartar las lágrimas.
El hombre le quitó las manos de la cara y le levantó la barbilla para mirarla a los ojos.
-         Todos quieren que recuerde – comenzó ella -. Finnick quiere que la otra Annie vuelva. Él… él quiere a esa Annie. ¡Y yo no sé quién es esa!
Annie golpeó la mesa con la palma de la mano, frustrada. Finnick le había dicho que necesitaba a Annie Cresta, pero ¿a cuál? ¿A la antigua o a la Annie que era ahora?
-         ¿Tú quieres que esa persona vuelva, Annie?
La chica miró a los ojos color miel de Dexter.
-         No quiero que él la quiera a ella más que a mí, pero ella soy yo…
Dexter le puso las palmas cálidas de las manos a ambos lados del cuello.
-         Recuerda que tú decides, Annie Cresta. Tú decides si quieres construirte de nuevo, desde abajo… o resurgir de las cenizas de lo que eras.
Dexter se levantó y se marchó de la habitación, dejando a Annie sola con el cuaderno. La chica observó el lápiz y, frunciendo los labios, abrió el cuaderno de nuevo.

 << No sé quién era Annie Cresta. Y necesito recordar para saber quién era y quién se supone que debo ser, quién se supone que es la persona a la que todos quieren de vuelta.
Pero también sé quién soy ahora. Y sé qué pienso, qué siento, qué recuerdo. Y los recuerdos me construyen, como un edificio. La antigua Annie Cresta es el suelo, el sótano. Yo soy y seré el resto >>.

Annie soltó el lápiz y regresó a la cama. Finnick seguía dormido, con la boca entreabierta. Annie pasó el dedo pulgar por la mejilla del chico, que se estremeció bajo su contacto y se dio la vuelta hasta quedar frente a ella. Annie se estrechó contra él.
Finnick pasó inconscientemente una mano por su cintura. Ella se apretujó contra él.
No sabía a qué Annie necesitaba Finnick, pero tenía claro una cosa:
Ella sí le necesitaba a él.


8 comentarios:

  1. Annie tiene complejo de Melanie y Wanda (?) O eso es lo que he pensado yo como buena fan obsesiva de The Host. Ya sé que en The Host eso no se deja ver mucho, pero en las siguientes partes saldrá, yo lo sé (?)

    Ni siquiera sé por qué escribo eso. Es tarde. He estudiado mucho hoy.

    Me ha encantado el capítulo. De verdad de la buena. Desde ellos siendo felices en la playa, hasta las dudas de Annie sobre su madre, dormir juntos... WOW.

    Espero a Johanna.

    <3

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    1. Annie lo que quiere es un 'YOU. ARE. NOT. LEAVING. ME' a lo Ian O'Shea por parte de Finn. Ña.
      Muchíiiiiiiiisimas gracias, Tuli, ña <3

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  2. Venga, ahora voy a ser de las que te comenta en toooodos los capítulos.

    THIS IS LOVE THIS IS LOVE THIS IS LOOOOOVE <3

    Esta es como la tercera vez que me leo este cap del fic, te digo que tienes que hacer más a menudo porque estoy toda la semana entrando en tu blog a cotillear si has subido y cuando subes es como KSDFHKAJDKJHSFD FEELINGS ON. En fin, este me gusta muchísimo, últimamente tienes complejo de filósofa o algo pero es que es putamente precioso xDDDDDDDDDDDDD Dios que mal escribo. Es que además, se que pronto pasarán cosas malas y no puedo leer esto sin entristecerme por ATENCIÓN SPOILER DE SINSAJO EN EL FINAL saber que Finnick va a morir ;_; FIN DEL SPOILER.

    Puto amor de fic, sigue así, por favor, Y QUIERO, SI NO TE IMPORTA, QUE HAGAS SOBRE MELANIE Y JARED QUE ME QUEDÉ CON GANAS EN EL LIBRO CASI NO HAY RECUERDOS BONICOS, y de Divergente, esos también.

    @camthebroken :3

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    1. Ñaaaaaaaaaa, comenta, comenta, que me encanta que pongáis cosillas por aquí, ña.
      La verdad, el instituto me quita un montoooooón de tiempo, pero ahora que es verano (es que ahora que estoy respondiendo, ya es Junio, ña) tendré más tiempo, así que espero escribir más. La Filosofía es ajdncjdeleññlk, jo, me encanta.
      Muchísimas gracias, srsly.
      Tengo uno empezado sobre Mel y Jared, que tengo que seguir muchísimo. Y de Divergente... Este verano supongo que se me ocurrirá alguno, ña.

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  3. CAPITULAZO. CAPITULAZO. CAPITULAZO. MÉH.

    Tendrías que haber visto mi sonrisa de ‘esto es demasiado monoso para mis feelings’.. LOS MOMENTOS BONITOSOS LLEGAN AL FIC. Tenías razón, sí que existen y… GOSH.

    ‘Se estaba bien allí, con él’ ¿CÓMO NO VAS A ESTAR BIEN SI ESTÁS CON FINN? Jopé, sólo le ha faltado el beso (-.-‘) a la escena idílica que has descrito. Te va a ser difícil encontrar un momento mejor para el beso… Vale, no. Seguro que tienes algo muy sklvbakdbb preparado y nos matas a todos de perfección. Ña. Es que duermen juntos, la baña, tienen momentos bonitosos en la playa… PERO NO, NADA DE BESOS. No es que te guarde rencor por ello ¿eh? Que va.

    ‘¿No podemos quedarnos un poco más? – rogó, haciendo un puchero -. Por favor, por favor, por favor…’ Lo siento, no puedo hacer un comentario sin decir que tu Annie me parece la cosa más monosa que ha pisado el mundo imaginario de los personajes perfectos de libros.

    FINN Y ANNIE NO SON HIJOS DEL MAR.. ELLOS NO TIENEN NINGUNA CLASE DE PARENTESCO CON LOS GREYJOYS, TE LO PROHÍBO. JUM.

    Annie planteándose ser mala hija por no llorar a su madre y todo eso es muy… ‘Destructivo’, you know. ‘Me odio, me odio – susurró Annie, arañándose los brazos.’ ÑAAAAAAAAAA.

    Espero que acabes el fic justo antes del momento en el que Suzanne nos engaña y nos hace creer que tres mutos tiraban de Finnick, porque no me veo capacitada para leerte escribir sobre eso. Es que cada vez que Annie da por hecho que tiene a Finnick en el futuro y todo eso.. Pues como que me muero un poquito. Meh. ¡¿QUÉ SERÁ DE ANNIE Y DE FINNICK JUNIOR SIN EL RHAEGAL TARGARYEN (JAJAJAJAJA) DE PANEM?!

    Y el final del capi, con Annie en plena crisis de identidad, madre mía. Finnick Odair duerme con la boca abierta, fuck yeah. Por cieeeeerto, ¿Dexter duerme en la casa de Annie? Sospechoso.. Aunque bueno, estoy empezando a pensar que es un producto de su imaginación.

    PLATAMORMA PARA QUE EL PRÓXIMO CAPIDUCK SE TITULE: ‘JOHANNA MASON IS HERE, BITCHES’. MÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉH. POR FIN.

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    1. Esa misma sonrisa que tu dices es la que se me pone a mí cuando leo 'CAPITULAZO, CAPITULAZO'. ÑAA <3
      Bueeeno, ahora ya has leído el beso y, ehm... espero que haya estado a la altura. Ña.
      Estaba pensando más en sirenas (creo que tengo una obsesión con las sirenas, pero... jopé, yo estaba enamorada del príncipe Eric. Ña), nada de Greyjoys. Aunque Asha es la hostia, hay que decirlo.
      Yo tampoco me veo capacitada para escribir la mentira de Suzanne. Creo que voy a morir si lo escribo. Ay.
      RHAEGAR SEXY TARGARYEN.
      La gente que duerme con la boca abierta es de confianza. El resto, se echan pegamento antes de ir a dormir. Si no, no me lo explico.
      Yo amo a Dexter. Just saying.
      Y MUCHAS GRACIAS, BICHO.

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  4. ÑAAAAAAAAAA I'M HERE(?

    Perdón pato, estuve atrasada con los exámenes y trabajos que apenas me dejan tiempo. Y quiero dejarte un comentario al estilo chispitas(?) MÉH.

    "Finnick apoyó los labios bajo su oreja. Annie gruñó, apretándose contra su cuerpo. Se estaba bien allí, con él, encajando como piezas de un puzle, con la brisa fresca de la noche acariciando su piel." HOLA FINNICK, SEÑOR ODAIR, CHICO AZUCARILLOS, bésala ya, it's perfect(? ÑAÑA. Aunque como bien dice lalasá, seguramente ya tenes planeado como va a ser todo y nos vas a matar de amor. Y las Fireducks vamos a estar rodando por el piso, corriendo en círculos y demás actos fangirls. Te lo aseguro.

    Finnick haciéndole cosquillas a Annie. GOSH. No pueden ser mar amor porque no les da el tiempo. JEP.

    Esos ataques de An como de 'No lloré la muerte de mi madre' o así, me destruyen. Es que Annie es tan dulce y verla así...God.
    "También te necesito, Finnick Odair" Ay, :')

    "La gente mala hace daño a la gente buena, y Finnick es bueno. No quiero que hagan daño a Finnick." Esto destruye feelings pato, que lo sepas. ES TODO TAN INJUSTO. Cada vez que leo algo así tengo ganas de plantarme en la puerta de la casa de Suzanne con carteles con tu fic demostrándole que él no lo merecía. MÉH.

    "Dexter le puso las palmas cálidas de las manos a ambos lados del cuello." Voy a admitir que pensé que Dexter haría algo... pero no. Mejor así. Cresta es de Odair y así será por los siglos de los siglos(?

    JOHANNA MASON IS COMIIIIIING. ÑA.

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    1. Jajajajajaja comentarios estilo chispitas <3
      Como ya he dicho, espero que hayáis quedado satisfechas con el beso... Me costó decidir un buen momento para ponerlo, eh... ÑA.
      LAS COSQUILLAS SON ASHDBDHEMSKÑ.
      Yo voy a quemar la casa de Suzanne. Solo la casa, no a ella, porque claro, tiene que seguir escribiendo perfección, pero... PARA QUE VEA QUE EL KARMA EXISTE.
      Ay, Dex, Dex, amigo...
      ÑA, MUCHAS GRACIAS, CHISPIS.

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