lunes, 3 de septiembre de 2012

Los Juegos del Hambre. La Comadreja, parte I. 'Supongo que será ganar'.

¡Buenos días, guaposos! Espero que hayáis disfrutado mucho del fin de semana :)
Bueno, yo venía aquí a colgar un nuevo fic. Este va dedicado especialmente a una chica de Twitter, no sé su nombre, pero es un amor. Ahí queda :) A ver, uno de mis personajes favoritos de la trilogía Los Juegos del Hambre (sí, sigo con ellos, lo siento, soy tributo hasta la médula) es la Comadreja. Y tú dirás, ¿por qué? Porque me parece la más real. Quiero decir, todos actuaríamos como ella, huyendo. Y además, es la más lista, pienso que podría haber ganado sin tener que matar a nadie. El caso es que he querido ponerme en su piel. Son dos partes, igual que el fic de Cato, pero aquí no cuenta una sola escena por fic, sino varias. Bueno, yo lo dejo aquí. Como siempre, espero que os guste, y no dudéis en dejarme vuestros comentarios aquí o en Twitter, vuestros blogs o lo que queráis :)


 
En cuanto suena el gong, todos los planes de mi cabeza se esfuman y me quedo completamente en blanco. Sin embargo, mis piernas actúan por su cuenta, dirigiéndome veloz hacia el bosque. No me paro a coger las mochilas que descansan en el suelo, probablemente llenas de víveres que me hacen la boca agua, ni a por las armas de la Cornucopia que seguro ya habrán desaparecido. Solo miro atrás una vez, cuando Ethan grita mi nombre pidiendo ayuda. Le miro lo suficiente para observar como el bruto del Distrito 2 le atraviesa con una espada. Mueve los labios y me giro, escondiéndome tras un arbusto lo suficientemente frondoso como para que pueda ocultarme. A mi izquierda, la niñita del Distrito 11 se adentra corriendo a toda velocidad en el bosque, llevando consigo una mochila. Bueno, al menos ella ha cogido algo y ha salido viva. Un poco más allá, a mi derecha, la chica del fuego atraviesa corriendo el claro, con una mochila naranja. La tributo del Distrito 2 la mira con furia y le lanza un cuchillo certero y letal, pero ella es lista, más de lo que yo lo soy, y sube la mochila justo para que el cuchillo se clave en ella.
No sé qué hizo Katniss Everdeen en las pruebas de los Vigilantes, pero debió de ser realmente impresionante para conseguir un once, más de lo que ninguno de los tributos más fuertes consiguieron. Más incluso que yo, y eso que mi prueba fue casi excepcional. Supongo que me merecía más nota, pero los Vigilantes apenas me prestaban atención, concentrados en su mesa de comida. En fin. Empiezo a pensar que no debería preocuparme tanto por los tributos profesionales, ni por la bestia que se presentó voluntario en el Distrito 2, ni por el enorme chico callado del Distrito 11. La verdadera amenaza este año es el tributo femenino del Distrito 12, la chica en llamas que causó expectación con todo ese fuego el día del desfile, que enamoró a todo Panem al presentarse voluntaria por su hermana, que giraba como una estúpida en las manos de Caesar, que consiguió la atracción y el deseo del público con la absurda declaración de amor de su compañero. Debería decir que me parece absolutamente mediocre, pues los tributos del 12 son siempre así, pero algo me dice que es la única a quién debo tener en cuenta. Vuelvo a mirar hacia la Cornucopia, lo suficiente para que los ojos me ardan de rabia. El asco, el odio y las ganas de matar me retuercen el estómago cuando el tributo del Distrito 1 le da una patada a Ethan en la cara, hundiéndole la nariz en el cráneo. Me aseguraré de que muera de la manera más cruel, si se me presenta la ocasión.
¿Quiénes quedan? No les reconozco apenas caminando entre los cadáveres de los tributos que han perdido su oportunidad. Ethan ya  la ha perdido. Veo a los dos tributos masculinos de los distritos 1 y 2 hundiendo sus respectivas armas en los cadáveres para asegurarse sus muertes. Junto a la Cornucopia, la chica del Distrito 2 contrae su cara de rata mientras limpia sus cuchillos y los introduce en el interior de su chaqueta, al mismo tiempo que la chica del 1 se le acerca con un arco y un carcaj lleno de flechas en la mano. La he visto usarlo en los entrenamientos y es penosamente mala. El chico del Distrito 3, la del 4, y… Un momento. No puede ser, algo falla.
Peeta Mellark. Distrito 12. Con los profesionales. Vivo.
Hay algo inusual, una alianza que no tiene sentido. El chico romántico tendría que estar muerto, ya debería estarlo. Que se una a los once cadáveres en el suelo. Probablemente la bestia del uno lo matará como ha matado a Ethan. Sin embargo, éste se gira y  mira al chico amoroso.
-      ¿Podemos confiar en ti?
-      Encontraré a Katniss – dice, cogiendo del suelo un cuchillo.
¿Qué? No he oído bien. ¿Entregará a su amada, a su compañera de distrito? Qué asco, ni siquiera por conservar mi vida entregaría a mi compañero Ethan. A no ser que todo el rollo de su enamoramiento sea una simple estrategia…
Los tributos profesionales asienten y recogen todo lo que han conseguido en la lucha. Cuando se alejan, adentrándose en el bosque, me recuesto sobre un árbol y espero hasta que se escucha el primer cañón, seguido de otros diez. Once tributos muertos, quedamos trece. Poco después, el aerodeslizador aparece, llevándose los cadáveres de los tributos. Veo entre lágrimas la cara ensangrentada de mi compañero de distrito y se me retuerce el estómago al recordar las palabras que salieron de su boca sin ningún sonido.
Gana.
Tengo que hacerlo por Ethan.
No sé qué estrategia emplear, pero tengo hambre y sed. Avanzo por el bosque cansada, sintiéndome desnuda sin armas ni nada para defenderme. Pronto, escucho el crujir de unas ramas en el suelo y me quedo parada, escondiéndome tras el tronco rugoso de un árbol. El chico cojo del Distrito 10 está en el suelo, respirando con dificultad, con una mochila diminuta colgada del brazo. ¿Qué está haciendo, por qué no abre la mochila? Entonces, veo que se lleva la mano al costado y observo la sangre roja escurriéndosele por los dedos, manchando su ropa. Está herido. El chico cojo se levanta con la cara contraída por el dolor y se adentra en el bosque, dejando la mochilita en el suelo. Antes de desaparecer, descubro que lleva un hacha colgada del cinturón. Bueno, estar cojo es una dificultad grave para huir, por ejemplo, de alguien como el chico del Distrito 2 o, incluso, alguien como Katniss Everdeen, aunque creo que no me la encontraré por un tiempo. Mejor, prefiero dejar el peligro para el final. Si tengo que morir, prefiero haber demostrado que el Distrito 5 puede llegar alto.
Cuando el chico ya se ha perdido entre los árboles, me abro paso entre la maleza hasta la mochilita y la abro, inspirando el aroma a manzanas. No, espera, no debo cogerlas todas. Si lo hago, se dará cuenta y estaré en peligro, así que me hago con una de ellas y dejo la mochila de nuevo en su sitio. Comienzo a andar.
No sé qué estrategia seguir, me aterroriza realmente matar a cualquiera, aunque siento un deseo especial por los dos crueles tributos masculinos del 1 y el 2. Ellos serán la excepción si los encuentro aunque tampoco creo que tuviese muchas posibilidades con respecto a ellos. Quizás contra el chico larguirucho del 1, porque no parece ser muy listo, aunque tiene una gran habilidad con la lanza. Pero lo veo completamente imposible con el chico del 2, porque es fuerte, ágil y letal. Seguro que nadie que se enfrente a él será capaz de salir con vida. Por algo se presentó voluntario, digo yo. Me pregunto si la chica en llamas será capaz de acabar con el león del 2… Ahora bien, teniendo a su compañero Peeta con los profesionales tiene dos opciones claras: matar a Peeta y continuar sola o unirse a los profesionales junto a él. De hecho, creo que no haría ni una cosa ni la otra. Katniss Everdeen tiene pinta de niña estúpida, sin mucho cerebro, pero estoy segura de que no es lo que aparenta. Una vez, una chica así ganó los Juegos. Se llamaba Johanna, Johanna Mason, distrito 7, y empezó siendo una completa mediocre. Claro, que luego subió su moral y se convirtió en una versión femenina del tributo del 2. Bien, Katniss Everdeen será la nueva Johanna.
Ahora bien, mis estrategias. Podría atacar de noche, mientras los tributos duermen (porque tendrán que dormir, digo yo), conseguir un cuchillo o algo así. Puede que, si el chico del 10 se desangra, consiga coger el hacha y hacerme con ella, porque nadie puede sobrevivir a un hachazo bien dado. Pero no, no quiero convertirme en una asesina como todos. También podría esperar a que se matasen entre ellos y, cuando solo quedásemos tres o dos, rezar porque lleguen a la etapa final malheridos. Supongamos que llegan el del 2 y la chica en llamas: Dejo que se maten entre ellos, porque Katniss le daría juego al animal. Muera quien muera, el que quede vivo estará cansado y herido, con que ahí aparecería yo. Y ya está, de vuelta al Distrito 5, con mi madre y mi abuela. Pero, ¿y si solo quedamos dos, sanos y listos para luchar? En ese caso, yo perdería, puesto que todos están bastante más preparados de yo y conocen mejor las condiciones de la lucha. Desecho también esa opción. Entonces, ¿qué me queda? Pues evadirme. Dejar que los otros tributos actúen. Me convertiré en una atracción televisiva aburrida y no tendré muchos patrocinadores, pero al menos llegaré al final viva. Bueno, eso si consigo encontrar agua.
~~
Por la noche miro al cielo cuando el himno del Capitolio suena. Estoy sola, tumbada junto a la raíz de un árbol y oculta tras unas hojas que tapan mi cuerpo en la oscuridad. Casi podría parecer parte del paisaje si nadie me dedica dos miradas, por lo que me siento bastante a salvo. Solo tengo hambre, pero he descubierto el pequeño arroyo que mantiene a raya mi sed y sé que la comida de los profesionales está aún en el claro de la Cornucopia, por lo que tampoco debo temerle mucho a eso. No he avanzado mucho durante el día y tampoco he dado mucho juego a la audiencia, así que, con un poco de suerte, los profesionales y la gente del Capitolio se habrá olvidado de mí. Quizás ya hayan matado a algunos más y quedemos menos de los que me imagino. Espero que la chica en llamas haya acabado con algún profesional, aunque lo dudo, pues se la veía realmente desesperada por dejar atrás la Cornucopia y él peligro. Los profesionales son siete, puesto que el chico amoroso está con ellos, así que me quedan otros tres tributos más junto a la niñita del 11 y Katniss Everdeen, con que… son doce para destruirse a sí mismos. El escudo del Capitolio aparece en el cielo y, a continuación, comienzan a salir las caras de los tributos fallecidos. La chica del Distrito 3 es la primera en salir. No recuerdo su nombre, pero sé que, en la entrevista con Caesar, dijo que conseguiría llegar a la final. Sí, pues buenas predicciones. Después salen ambos del 4, los que salieron vestidos con horrorosos trajes de escamas blancas y doradas la noche del desfile. Bueno, a ver, tampoco yo puedo alardear, puesto que mi traje y el de Ethan eran placas de metal, prácticamente recubiertas de aluminio, colocadas alrededor de nuestro cuerpo. Luego, sale la cara de Ethan. Observo sus ojos oscuros, la tez morena y su gesto serio. Recuerdo que, en el tren, tras salir del Distrito 5, me encontró llorando en un sofá y me dijo que teníamos que ganar, uno de los dos. Sé que, en casa, sus padres y sus dos hermanas seguirán llorando, por lo que me prometo ganar para llevarles comida. Supongo que él, en el fondo, sabía que no teníamos muchas posibilidades de ganar, pues no habíamos causado especial sensación en el Capitolio durante el desfile y mucho menos durante las entrevistas con Caesar, a pesar de que nos esforzamos por parecer divertidos y sociables. Creo que no coló demasiado. Tampoco obtuvimos muy buena nota durante las sesiones con los Vigilantes, así que estábamos prácticamente solos desde el principio. Los dos tributos del 6, que no eran especialmente guapos; los dos del 7, que tampoco consiguieron apoyo del público a pesar de su excelente físico; el chico del Distrito 8, ese que era tan alto y parecía estar en tan buena forma; los dos del 9 y la chica del 10. Sin embargo, cuando todo vuelve a quedarse a oscuras y los sonidos del bosque se apoderan de mí, una sola imagen se adueña de mi cabeza: Ethan. Me acuerdo de sus risas en el Distrito 5, siempre rodeado de su extraña pandilla de amigotes grandes que bromeaban sobre los Juegos; le veo cuidando de sus dos hermanas pequeñas, frente a mi casa, mientras yo deseaba estar ahí fuera con una hermana igual. Abro la boca, sorprendida, y suspiro. Al parecer, he observado más a Ethan de lo que creía. Y eso no es bueno, porque ahora tengo la sensación de que le debo algo a cambio de su muerte. Supongo que eso será ganar.


2 comentarios:

  1. Me parece muy bonito que alguien escriba sobre la Comadreja ya que pienso que es un personaje importante y muy listo. Me ha encantado. Continúa escribiendo patito :) .

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