sábado, 22 de junio de 2013

Capítulo 41. 'Empezar de cero'.

Kit.
Su amigo.
Su acompañante.
Había muerto.
Lo habían matado.
Decapitado.
Había sangre por todos lados.
Y él sonreía.
Su cuerpo se había quedado en pie unos segundos antes de caer.
Pero había una sonrisa.
Manchada de sangre.
Sangre roja.
De su amigo.
De Kit.
 

¿Por qué había sonreído? ¿Tanta gracia le hacía morir? ¿Sonreiría ahora que estaba muerto? ¿Estaría feliz?
Sangre. Y sonrisas. Y una piel morena. Y un mechón de pelo rizado y oscuro.
Eso era todo cuanto veía.

 

Y un muro. Un muro alto, más alto que cualquier otra cosa existente. Y escuchaba el sonido del mar, como un rugido. Venía a por ella. Siempre venía a por ella.
Dolía. Dolía mucho.
 

Estaba en una nube. Sentía su tacto suave en la piel, y flotaba.
Annie abrió los ojos y se encontró con el cielo más azul que había visto nunca. Era un azul precioso, un azul…
… completamente artificial. Annie se quedó mirando la lámpara que pendía del techo. Se movía, como si hubiese aire, a pesar de que no había corriente en la habitación.
-         ¿An?
Annie habría reconocido esa voz en cualquier parte. Se giró y vio a Finnick, sentado en una silla al lado de la cama. Ni siquiera se había dado cuenta de que el chico había cogido su mano y se la había llevado hasta los labios. Le quemaban sobre su piel.
-         Annie – suspiró Finnick, besándole los nudillos. Tenía ojeras, y los ojos rojos.
-         ¿Has llorado? – preguntó Annie, sin apartar la mirada de él.
Finnick sonrió con tristeza, acunando la diminuta mano de Annie entre las suyas.
-         ¿Por qué? – inquirió.
Finnick volvió a apoyar los labios sobre sus dedos. Su aliento ardía.
-         ¿Cómo estás, An?
Annie se soltó de él, dándose la vuelta. No podía recordar nada. Le dolía la cabeza, además de los brazos y el cuello, y le ardía el estomago como si se hubiese tragado fuego. Y, sin embargo, sabía que algo había tenido que pasar para que Finnick estuviese así.
Cerró los ojos y lo vio, como una chispa, pasando a toda velocidad por sus párpados.
Kit.
No podía respirar. Veía una y otra vez su cara, su cabeza en el suelo, la sangre. No quería verlo, no quería.
Finnick apareció en el lado de la cama en el que ella se encontraba. Tenía la camisa arrugada, el pelo despeinado y los ojos llorosos, pero no parecía importarle. Se acuclilló a su lado y le tendió algo.
Su cuaderno.
Lo dejó sobre el colchón antes de levantarse y salir de la habitación. Annie empezó a llorar cuando la puerta se cerró, acunando el cuaderno entre sus brazos. Todo giraba a su alrededor.
Kit.
Finnick.
Su madre.
El presidente Snow.
El muro enorme.
La ola, amenazando con llevarla a las profundidades.
La sangre.
 
Dexter dice que es bueno recordar. ¿Cómo va a ser esto bueno? Duele. Duele mucho. Cada recuerdo que he tenido ha sido malo. Mi madre. Kit. El muro y la ola. Desearía poder sacarme lo que hay dentro de mi cabeza y no volver a recordar. Ni a pensar. Sería bonito ser un pez.
Kit murió.
Lo mataron.
Le cortaron la cabeza con un hacha.
Y había sangre.
No puedo escribir esas cosas. Es malo.
No puedo.
Kit. KIT. KIT. KIT.
Yo estaba allí. Yo lo vi.
YO LO VI, YO LO VI, YO LO VI, YO LO VI.
Está muerto. Y no hice nada. Aunque, ¿qué iba a hacer, pegarle la cabeza al cuerpo?

 Annie empezó a reír, rasgando la hoja con el lápiz. Pasó un dedo por los tachones, viendo cómo las lágrimas emborronaban la hoja. Todo estaba mal.

 Sonrisas. Todo lo que veo son sonrisas. ¿Es tan bueno morir? Kit sonreía. A lo mejor quería morir. Estoy segura de que hubiese preferido otra forma. Mamá me contó que había una ‘muerte dulce’. No es morir por comer tartas, sino morir sin darte cuenta. Seguro que Kit quería una muerte así.
¿POR QUÉ ESTOY TACHANDO TODO LO QUE ESCRIBO SOBRE KIT?
QUIERO OLVIDAR.  QUIERO RECORDAR.  QUIERO OLVIDAR.
QUIERO OLVIDAR.  QUIERO RECORDAR.  QUIERO OLVIDAR.
QUIERO OLVIDAR.  QUIERO RECORDAR.  QUIERO OLVIDAR.
QUIERO OLVIDAR.  QUIERO RECORDAR.  QUIERO OLVIDAR.
QUIERO OLVIDAR.  QUIERO RECORDAR.  QUIERO OLVIDAR.
 
   Q   U   I   E   R   O           O   L   V   I   D   A   R .

 
Annie pasó el lápiz sobre la hoja, con fuerza, rajándola aún más. Tacharlo todo. Esa era su vida. Tenía que tacharlo todo, eliminarlo. Todo negro. Quería volver a ese momento en el que miraba hacia atrás y solo veía negro. No veía a su madre. No veía a Kit. Incluso no reconocía a Finnick.
Nadie importaba. A nadie podía importarle. Annie quería deshacerse de su pasado.
-         ¡QUIERO OLVIDAR! – gritó, lanzando el cuaderno contra la ventana.
Finnick entró en la habitación, con el pelo mojado. Ella lo miró, llorando, y le lanzó la almohada. Le lanzó una zapatilla, los adornos que había en la mesilla de noche. Quería olvidarlo incluso a él. Todo su pasado. Le dolía, pero era la única manera.
QUERÍA OLVIDARLO.
Finnick llegó hasta la cama y se lanzó sobre ella, inmovilizándola sobre el colchón. Annie gritó.
-         ¡Vete! – chilló, arqueándose -. ¡Vete, vete, vete!
Finnick lloraba, y sus lágrimas caían sobre las ya mojadas mejillas de Annie. La chica pateó sobre el colchón. Entonces, Finnick le agarró las muñecas, apretándolas sobre la almohada y la besó.
La besó con rabia, con furia. Annie siguió pataleando. ¿No entendía que quería olvidarlo?
Pero no quería.
No quiero.
No a él.
Annie dejó de moverse. Finnick le soltó las muñecas y clavó los dedos en su cintura. Annie entrelazó los dedos detrás de su cuello, introduciéndolos en su pelo mojado. Tiró de él hacia ella. Sentía un dolor extraño en la piel, como si Finnick quemara.
Pero da igual. Da igual, da igual.
Finnick se irguió, brusco, con los dedos sujetando con fuerza la camiseta de la chica.
-         No te vas a volver a ir – gruñó, dándole otro beso -. No voy a dejar que te vayas.
-         No me voy a ningún sitio – susurró Annie. Tenía incluso miedo de la rabia con la que se lo estaba diciendo.
-         No vas a olvidarme. No puedes olvidarme.
-         No puedo.
Finnick gruñó de nuevo, buscando sus labios. Algo estalló cuando volvieron a unirse. Fue como si fueran una sola persona.
Annie quería olvidar. Quería olvidarlo todo.
Pero no a él.
Él era necesario.
Recordó a Johanna Mason, mirándola seriamente, con el maquillaje corrido por la cara.
‘¿Tú le quieres?’.
Annie tiró de Finnick hacia ella de nuevo. Su Finnick.
Ahora entendía qué quería decir él cuando le pedía que no se fuera. Ella se estaba marchando. Quería dejar todo atrás. Olvidar sus recuerdos de una vez, olvidar a todas las personas.Ya se estaba yendo. Kit, su madre, el muro, la ola, la sangre y los recuerdos se la estaban llevando. Recordaba cuando lo veía todo. Recordaba  ahora las sombras. Dexter le había dicho que eso solo estaba en su mente. Pero estaban ahí.
No quería volver a eso.
No quería irse a eso.
Y Finnick tampoco.
-         Tú no vas a olvidarme – masculló Finnick, introduciendo los dedos en su pelo.
Annie asintió.
Había alguien esperando en su mente, alguien que quería llevársela. No podía soportar a esa persona ahí, esperando. Se la imaginaba como ella misma, sonriendo, señalándola con un dedo, riéndose de ella.
Estoy esperando.
No podía dejarla. No la dejaría.
-         Ayúdame – suplicó, separándose de Finnick.
El chico se levantó, apoyándose sobre los codos.
-         Siempre, An.Ya lo sabes.
Entonces, Annie empezó a llorar.
Finnick se levantó y cogió el cuaderno del suelo. Observó la hoja, tachada, hecha jirones. Annie lloró más fuerte aun. No podía controlar los espasmos, era como una bestia en su interior obligándola a llorar. Finnick se sentó detrás de ella y le pasó el cuaderno y el lápiz. Annie los cogió mientras él pasaba los brazos alrededor de su cintura.

 
No voy a irme a ningún otro sitio.
No voy a ser ninguna otra persona.
No voy a olvidar.
Ni voy a recordar.
No me esperes.
No pienso ir.
Voy a llorar todas mis lágrimas.
A gritar todos mis gritos.
Voy a recordar todos mis recuerdos.
Y va a doler.
Pero yo no me voy.

 
Annie sitió a Finnick apoyando la barbilla en su hombro, con los brazos a su alrededor. Se recostó contra él, apoyando el cuaderno en sus rodillas.

 
Te quiero.

 
Annie soltó el lápiz. Nunca se lo había dicho. Ni siquiera estaba segura aún, incluso después de haber hablado con Johanna, de lo que eso significaba. Pero había oído a su madre susurrárselo por las noches, antes de dormir, cuando era una niña. Y la había oído también decirlo delante del pequeño baúl que había tenido con todas las cosas de tu padre. ‘Te quiero’, le decía. ‘Aún te quiero’.
Annie cerró los ojos. Quería a Finnick.
Sí, lo quería.
Cuando volvió a abrirlos, estaba atardeciendo. Se había quedado dormida sobre el pecho de Finnick, que seguía tras ella. Annie sintió su respiración regular y su pulso constante sobre su espalda. No necesitó mirarlo para saber que estaba dormido.
El cuaderno seguía sobre sus rodillas, pero alguien había escrito. Annie le quitó el lápiz a Finnick y lo dejó sobre la mesa, antes de leer lo que él le había puesto.
Sonrió, sintiendo ganas de reír y llorar al mismo tiempo.

 Yo también te quiero.


4 comentarios:

  1. Sé que no suelo comentar por aquí... Pero quería decirte algo bonito, ¿sabes? La primera impresión que me ha dado ha sido de tumbarme en la cama y abrazar mis rodillas, que es más o menos la posición que tengo ahora mismo escribiendo, so...
    Clara, te lo digo en serio, si sigues escribiendo cosas así publicarás un libro. Dos. Tres. Tres mil.
    A mi personalmente me ha llegado demasiado al alma y... Bueno. Si pudiese explicarlo mejor lo haría. Tendría que utilizar adjetivos que no suelo decir mucho. Hermoso. Inigualable. Sublime. Cosas así.
    Mientras sigas... Mientras sigas haciendo que al menos una persona se sienta como yo, todo será perfecto. En serio.
    Espero de veras que de mayor pueda alardear de que conocí a una escritora famosa y leí lo que escribía antes de ser publicado.
    PD: Next day, capifuck.

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    1. Ña, graaaaaaaacias como siempre, Shen. 'Espero de veras que de mayor pueda alardear de que conocí a una escritora famosa y leí lo que escribía antes de ser publicado'. A mí sí que me ha llegado esto al alma. Jo.

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  2. Oh god. Este Capiduck definitivamente debería tener una advertencia que diga: "Si quieres conservar tus sentimientos bien, por favor no lo leas." O cosas así.
    WELL, sí, pensé que era un Capifuck, lo admito. MÉH.
    "Mamá me contó que había una ‘muerte dulce’. No es morir por comer tartas, sino morir sin darte cuenta." ES QUE, A VER, HASTA EN LOS MOMENTOS MÁS TRISTES ELLA ES ASÍ DE KADSLGFJNLDJSXVZCKXCZ YO NO PUEDO.
    Finnick destrozado por ella es... no sé. Si digo 'bonito' queda mal interpretado. Pero quiero decir que ÉL es la perfección echa persona. Que NECESITO SACARLO DEL PUTO LIBRO Y DE ESTA FIC URGENTEMENTE. Apenas tenga una máquina para hacerlo es uno de los primeros que saco.
    "No vas a olvidarme. No puedes olvidarme." ¿QUIEN PODRÍA? ¿EH? ¿EH? EXPLÍCAMELO. ASDFZXVCMNCXZLKADF.
    'Te quiero. Yo también te quiero.' ESTO. ES. LO. MÁS. HERMOSO. DE. LA. PUTA. VIDA.
    Pato, en serio, muchísimas gracias por escribir esta fic. Nunca puedo poner en palabras lo que un Capiduck significa, son increíbles. Como dice Shenia, vas a sacar mil libros y nosotras vamos a estar ahí para leerlos a cada uno de ellos, como siempre. Esta fic es genial, increíble, todo. Como dije, nunca encuentro las palabras para expresarme, but... sigue así Pato, porque nunca me voy a cansar de leerte. Ña.

    Chispis.

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    1. Muchísimas gracias, chispis, jo. En serio, es que no os hacéis a la idea de lo importantes que son estos comentarios para mí. Muchas, muchas gracias <3

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