sábado, 28 de junio de 2014

Orphan Black. 'Imperativo biológico'.

Minnesota no era exactamente como había imaginado al solicitar la beca. Sus profesores en San Francisco habían sido los que la habían recomendado a la universidad, los que la habían instado a enviar la solicitud, y ella había estado dispuesta. ¿La oportunidad de hacer el doctorado en una universidad que poseía uno de los más sofisticados laboratorios de ciencias de todos los Estados Unidos? ¿Qué clase de científica era si se negaba a trabajar con la 'élite'?
Pero la universidad, más que la ciudad en sí, le había resultado fría en sí. Mientras que en San Francisco se había caracterizado por salir con todo el mundo, en Minnesota habían cambiado drásticamente las tornas. Se sentía sola en la universidad y sola en una casa comunitaria en la que solo contaba con una habitación y un baño. Ni siquiera había hecho migas con el resto de habitantes, y mucho menos con sus compañeros de laboratorio.
A excepción de Scott. 
- Solo digo que podríamos hacerlo juntos. Ya sabes, se me da bien la... 'secuenciación'.
Cosima apartó los ojos del microscopio, colocándose las gafas sobre el tabique nasal. Al menos podía contar con Scott, con el nervioso y tímido Scott, siempre dispuesto a ayudarla con cualquier problema, por muy imposible que resultase. 
- Bueno, Scotty... ¿estás diciéndome que soy una inútil en secuenciación de ADN?
Las manos del chico comenzaron a temblar.
- ¡No! No, no, para nada, es solo que... si necesitas... ayuda, yo...
Cosima rió, quitándose los elásticos guantes azules que tan normales parecían en sus manos. 
- Okay, Scott, ayuda aceptada. 
Cosima se levantó, recogiendo el pendrive que contenía todo su trabajo. El dispositivo estaba lleno de genes diseminados en sus secuencias de nucleótidos, muestras de ADN completamente codificadas, láminas comparativas entre varias especies animales... Todo lo que conllevaba la biología de estudio del desarrollo evolutivo. Lo metió a salvo en el bolsillo interior de su bolso y salió del laboratorio, dejando la bata blanca colgada en el perchero antes de cerrar la puerta. 
El sol le dio de lleno en la cara cuando salió de la instalación. Podría estar en San Francisco, en su casa, con su pequeño laboratorio personal, rodeada de las personas que la hacían sentirse parte de algo. Podría seguir en su hogar si éste no hubiese dejado de repente de serlo. Siempre había sabido que había algún lazo perdido entre ella y sus padres. Era una intuición casi automática que la había perseguido toda la vida. Se había imaginado muchas veces restaurando ese vínculo, como quien construye murallas con piezas de LEGO, pero cuando le contaron que era adoptada, todas esas carreteras que había empezado a construir desaparecieron. No había dejado de querer a sus padres; al contrario, tenía una estricta política sobre la distinción entre la naturaleza y la crianza. Era ese su trabajo. Era un conjunto de genes que le daban predisposición a ser algo, pero también era la expresión de esos genes, la educación que había recibido, el entorno que le habían dado sus padres. Era lo que era por una combinación de ambos. Por lo tanto, no había dejado de quererlos, pero al saber que ellos no eran su... 'imperativo biológico', científicamente hablando, había dejado de sentirse parte de esa familia, parte de ese hogar. Había tenido la necesidad de huir, y Minnesota había sido esa puerta. 
Y sin embargo, allí estaba. Delante de las puertas de su universidad, con un pendrive en el bolsillo que era toda su vida en aquella ciudad que no la dejaba sentirse en casa. Cosima se acarició el tatuaje de la muñeca. Para una persona normal, no sería más que una bonita concha decorativa, quizá una caracola si se ponían exquisitos. Un científico vería la proporción aurea, la razón dorada representada en la naturaleza, el número divino dado en la espiral logarítmica de un nautilus. Pero para ella, esa marca era lo único genético que la unía a su familia. El único patrón matemático que se repetía en ella, en sus padres, en sus amigos y en el resto de la naturaleza, que la hacía sentirse parte de un todo incluso cuando había dejado de serlo. 
De repente, una sombra se alargó desde el suelo. Cosima levantó la vista, subiéndose las gafas por el tabique nasal, y la vio. Llevaba una camisa blanca bajo una bleiser perfectamente acomodada a su cuerpo y unos pantalones altos anchos en los tobillos. Habría podido pasar perfectamente por una empresaria de élite de no ser por el cinturón que llevaba alrededor de la cintura, en el cual se podía ver una pistola colgando, o por la placa dorada que sostenía. Habría podido pasar por una policía normal... de no ser porque esa mujer tenía los mismos ojos que Cosimas, los mismos rasgos faciales, la misma altura. De no ser porque eran idénticas. 
La mujer le sonrió, mostrando una hilera de dientes perfectamente alineados, una sonrisa que Cosima había visto muchas veces al sonreírle al espejo, pero que parecía extraña en otra cara, a pesar de que esa cara fuese igual a la suya. Empezó a sentir el suelo desvanecerse bajo sus pies y la sangre latiendo con fuerza en sus oídos.
- Hey, hey - dijo la mujer, alargando un brazo hasta ella.
Cosima sintió el suave apretón de su igual sobre el codo, pero sus ojos no podían apartarse de esa cara. Los ojos de la policía tenían el mismo tono castaño verdoso que los suyos, con una suave capa de rímel en las pestañas. Exactamente con las mismas motas alrededor de la pupila. 
- Cosima Niehaus, ¿verdad? - Cosima asintió -. ¿Qué te parece tomar algo?
La mujer la arrastró con cuidado a la cafetería de la universidad, aguantando el ritmo imposiblemente lento de Cosima, que no paraba de lanzarle miradas fugaces. A la longitud de sus dedos, a la línea de su mandíbula, al tabique de su nariz. 
La visitante la sentó en uno de los bancos, dejándola sola frente al servilletero de metal. Cosima lo agarró con manos temblorosas, observando su reflejo él. Esa mujer era su igual. Completamente idénticas, criadas en ambientes diferentes. Scott decía que no podías llevarte el trabajo a casa, pero su trabajo había entrado en su vida por completo.
La mujer llegó con dos tazas humeantes de café. Cosima odiaba el café. Odiaba cualquier bebida con cafeína en realidad, ya tenía suficiente energía por sí sola. Era una diferencia, al menos. La policía depositó las tazas en la mesa y le dedicó una media sonrisa, sentándose enfrente de ella. 
- Yo también me quedé así la primera vez. 
- ¿La... la primera vez? - ¿Cuántas veces te encontrabas a una gemela que ni siquiera sabías que existía al salir de la universidad?
- Elisabeth Childs. Beth.
Beth cogió la taza con las dos manos, con la mirada desviada hacia el café oscuro y caliente. Cosima carraspeó, juntando sus manos inquietas sobre la mesa. 
- Beth - repitió, masajeándose los dedos -. Supongo que es idiota preguntarte si eres mi hermana. 
Beth rió, escondiendo las manos bajo la mesa. 
- No tan idiota, en realidad.
- Mierda, así que tengo una gemela - Cosima colocó las manos en su nuca, recostándose en la silla -. Wow, me siento como en uno de esos programas de la tele...
- ¿En los que encuentran familiares perdidos? - Beth se rascó detrás de la oreja con el pulgar -. Sí, yo también. 
Cosima jugueteó con sus manos sobre la mesa. Las manos eran como una parte más de sus expresiones faciales, así que, cuando estaba nerviosa, en lugar de temblarle el labio o tener un tic en el ojo, se acariciaba frenéticamente los nudillos. 
- ¿Cómo me has encontrado? - preguntó, observando a Beth por detrás del servilletero. 
Beth levantó la mirada, metiéndose el pelo detrás de la oreja. 
- Dios, nunca pensé que tendría que hacer esto... - susurró -. Vale. Lo que te voy a contar, Cosima, es algo que no puedes contarle a nadie. Algo nuestro, ¿entiendes?
Cosima asintió, intrigada. Ni siquiera sus manos se movían en ese momento. 
- ¿Qué sabes de tu familia, Cosima?
- ¿Te refieres a si sé que soy adoptada? Sí, lo sé. Al grano.
Cosima se inclinó sobre la mesa. Mientras que las manos de Beth permanecían extendidas sobre la mesa, los dedos de Cosima habían vuelto a juguetear consigo mismos, como niños persiguiéndose en un patio de recreo. Beth inspiró, antes de continuar.
- Hace unas semanas, una chica contactó con mi compañero, Art, preguntando por mí. Era una mujer alemana, no más de treinta años. Al principio, pensé que no era más que una denuncia. Estaba asustada y quería que nos reuniésemos a solas - Beth tomó aire de nuevo, con las manos cerradas -. Katja es idéntica a mí, Cosima, e idéntica a ti. Los mismos ojos, los mismos rasgos...
- Espera, espera, espera. ¿Otra? ¿Alemana?
Beth colocó una de sus manos sobre las inquietas manos de Cosima. Sintió ardor, como si le quemase la piel al contacto, y las irremediables ganas de quitársela de encima. Sentía que Beth Childs estaba depositando en ella una información muy gorda, algo que no se sentía con fuerzas suficientes para poder aguantar. 
- Tienes que estar de coña.
Cosima hizo ademán de levantarse, pero la mano de Beth se aferró firmemente a su muñeca. 
- Escucha el resto, por favor. Luego te daré las pruebas, te lo prometo. 
La mujer se sentó en la silla de nuevo, apartando las manos de su acompañante. Beth inspiró, cerrando los ojos antes de continuar. 
- Yo sabía que era adoptada. Lo sé desde pequeña. Pero nunca imaginé tener una hermana gemela, así que la información me vino de golpe.
- Bienvenida a bordo, colega.
Beth rió.
- Debería ser yo la que dijese eso, en realidad.
Cosima sonrió, sintiendo su cara relajarse. No podía sentir a Beth como alguien amenazador cuando estaba tratando de explicarle las cosas, con más o menos lógica, con más o menos orden, pero al menos lo estaba intentando. Cerró los ojos y se obligó a escuchar, tal y como hacía cuando Scott le explicaba alguna loca teoría genética. 
- Katja me había encontrado, Cosima - continuó Beth -. Todo podía haberse acabado ahí. Entonces me habló de sus gemelas idénticas en Europa. Tres de ellas, todas cazadas, todas...
- Wow, wow, wow, espera - Cosima rió, pasándose la mano por la cara -. Mierda puta, ¿ahora vas a decirme que tengo como... siete gemelas por el mundo? ¿Qué pasa, nuestra madre biológica estaba en una secta rara o algo de eso? - Cosima se levantó, incrédula -. No me trago esa mierda. 
- Cosima, por favor - Beth parecía suplicante, incluso desesperada -. Te juro que tengo pruebas. Pruebas reales. Y te necesitamos, todas. 
Cosima se sentó, con los dedos señalándose las sienes. 
- ¿Gemelas idénticas? ¿Cazadas?
- Cazadas y asesinadas, Cosima. 
Cosima se sentó de nuevo.
- ¿Asesinadas? ¿De programas de corazón a Stephen King, Beth Childs?
- Vamos, Cosima - dijo la mujer, con un deje de desesperación en la voz, colocando una mano en su antebrazo -. Eres científica. Seguro que se te ocurre algo. 
- ¿Y qué vas a decirme, que somos clones?
Beth clavó la mirada en Cosima, sin alterar un músculo de la cara. Cosima se fijó en sus rasgos con detenimiento. Cuando ella mentía, solía evitar mirar a la otra persona a los ojos, porque siempre había tenido la sensación de ser como un libro abierto. Siempre decía algún comentario sarcástico para desviar la atención, algo en lo que el resto pudiese enfocarse. Pero Beth se mantuvo firme. Ni un solo temblor. Ni un solo gesto fuera de lugar. Solo una mirada firme. La mirada de una persona que estaba diciendo la verdad. 
Cosima se dejó caer, con los brazos colgando a ambos lados del cuerpo. 
- Clones. Dios mío, esto tiene que ser una broma... - Cosima se masajeó los párpados antes de volver la vista hacia Beth -. Científicamente, podría ser posible. Ya sabes todo lo de la oveja Dolly y eso... Pero la clonación humana, por consenso, es ilegal y prácticamente imposible.
Los mecanismos científicos que había ido desarrollando comenzaron a desplegarse en su cabeza. Un abanico de esquemas e información, artículos sobre la clonación de células madre, la clonación animal, la clonación de bacterias, clonación natural, la bioética de la clonación humana.
- Quiero decir - continuó, tratando de ordenar la información. Siempre prefería hacerlo en voz alta -, se ha estudiado, y podría ocurrir, pero no hay... No hay ningún descubrimiento de ese tipo, y si lo hubiera, estaría en altas esferas, reservado para unos pocos. Además, si fuésemos clones, nuestras células, nuestro... genoma debería haberse clonado hace veintiocho años, 1985 ¿no? Y todo el tema de Dolly ocurrió en el 96, y era el mayor éxito hasta la fecha, así que...
Beth permanecía en silencio, con la mirada clavada en Cosima, que, por el contrario, no dejaba de gesticular, moviendo las manos frente a su rostro, como si tuviese toda la información justo delante de ella. 
- Teóricamente, nosotras, nuestra biología, no es posible. 
Beth se inclinó, apartándose el pelo de la cara.
- ¿Por qué no?
- Hay demasiados límites, demasiada inviabilidad. Tendríamos que tener una secuencia génica especial y única, como una muesca en el genoma y eso es como... No sé, como manchar los genes con pintura. Dolly murió pronto por enfermedades asociadas al envejecimiento, artritis, cáncer pulmonar y demás. Tenía la edad genética de la oveja base, ¿entiendes? Acortamiento de telómeros progresivo y bum, desastre. 
Beth bufó, con la cabeza entre las manos. 
- No entiendo nada.
- Vale, lo siento - Cosima trató de eliminar la ciencia de su explicación, acercándose a su 'gemela' -. Si somos clones, tenemos que proceder de una original, de una adulta. Nuestros teló... los cromoso... Nuestras... células tienen una menor esperanza de vida, nuestro sistema sería débil. Probablemente se nos habría diagnosticado algo gordo ya.
Cosima miró interrogante a Beth, con el corazón en un puño. Quizá no quería enfrentarse a la realidad, que ahora le parecía casi evidente, desde el punto de vista de la ciencia, aunque prácticamente imposible. 
- ¿Y cómo podrías averiguarlo? - preguntó Beth, con las manos sobre la boca.
- Muestras. No sé, algo que estudiar. 
- ¿Podrías encontrar ese gen especial del que hablas?
Cosima rió.
- El genoma humano, Beth,es como un puzzle gigante. Todas las piezas conectan, todas están relacionadas, pero cada pieza es única y cada pieza hace algo distinto. Hay millones de piezas, pero a la mayoría les falta el nombre. Si conociese el patrón original, el genoma base, podría estudiarlo, pero sin él... Soy inútil.
Beth se irguió. Por primera vez en toda la tarde, a Cosima le pareció cansada, abatida. Una mujer que estaba aún más perdida que ella. Cosima había podido verlo todo desde su propio punto de vista, desde la ciencia, desde la amplitud de la naturaleza. Sin embargo, Beth se había encontrado con una alemana que no había hecho más que asustarla y una bióloga que no había dado muchas facilidades a su explicación. 
- Clones - susurró, dejando las gafas sobre la mesa. 
La simple idea resultaba aterradora. No era simplemente el hecho de ser un experimento con éxito. No era simplemente el hecho de que ella misma se había convertido en un objeto de estudio, se había converido en 'la ciencia' en sí. Era que había dejado de ser genéticamente única. Ella y sus... imperativos biológicos, sus 'hermanas', tenían los mismos genes. Todos ellos. Y si los genes eran lo que biológicamente daba a un humano su particularidad, al compartirlos todos, ¿qué eran? ¿Eran algo más que ratas de laboratorio?
'No. Solo hay una de mí. Es mi cuerpo. Mi propio yo. No somos iguales'.
- Clones - repitió Beth -. ¿Entiendes por qué te necesitamos, Cosima?
Cosima volvió a colocarse las gafas, respirando hondo. 
- Aún no he descartado la teoría de una madre polígama.
Beth se dejó caer, mostrando una sonrisa cansada que, a pesar de distar mucho de ser radiante, era más luminosa de lo que había sido hasta entonces. Cosima sonrió. 
- Vaya - comentó, frunciendo el ceño -. Hacía tiempo que no me veía con el pelo suelto. 
Beth levantó las cejas, pero captó la broma enseguida y comenzó a reír, levantándose de la silla. 
- Y se supone que es así como me quedan las rastas a mí.
Cosima dejó escapar una tímida carcajada, siguiendo a su gemela. A pesar de haber empezado una nueva vida en Minnesota, volvía a sentirse parte de algo. Aunque ese algo fuese un grupo de clones experimentales y probablemente ilegales. Todas diferentes y todas iguales.
- ¿Tienes un ordenador? - preguntó Beth, dirigiéndose hacia uno de los bancos.
- Ahá.
Cosima se sentó junto a ella, sacando su portátil del bolso. Beth obervó los grabados, las moléculas de ADN que tanto le había costado dibujar cuando lo compró. La mujer rió entre dientes.
- Hay alguien a quien deberías conocer - continuó Beth. 
- ¿Oh, un Skype del Clone Club?
Beth soltó una carcajada, introduciendo su propia cuenta en la pantalla de inicio.
- Deja que hable yo primero, ¿vale? 
Cosima asintió. Los dedos de Beth se deslizaron por las teclas, marcando un número que parecía saber de memoria. Cosima observó el movimiento sincronizado de sus dedos, con sus uñas perfectamente cuidadas. Beth tenía dinero, eso se notaba a la legua. Probablemente, tenía una casa bonita. Quizá podía pedir el traslado e irse a vivir con ella a ¿dónde? ¿Dónde vivía Beth? ¿Estaría casada? No, no tenía alianza. ¿Quizá algún novio? Descartó los hijos. Cosima era estéril, y, si eran genéticamente idénticas, Beth también debía serlo. Un montón de preguntas se acumularon en su cabeza, con ganas de salir en cascada por sus labios. 
De repente, la imagen se formó en la pantalla del ordenador. Era una habitación azul, llena de utensilios, como una especie de cuarto de manualidades. Y allí, sentada en una silla delante del ordenador, estaba otra. Llevaba el pelo perfectamente cortado, con un flequillo recto cayendo por su frente. Tenía esa mirada típica de las madres, la mirada de reproche cuando un hijo hace algo mal; los labios fruncidos y el rostro terso.
- Elisabeth Child, quedamos en que me llamarías al móvil...
- Era una urgencia, Ali - respondió Beth, sonriendo -. Tenemos un nuevo miembro en la familia. 
- ¿La has encontrado? - preguntó 'Ali', acercándose a la cámara como si quisiera atravesar la pantalla -. ¿Dónde está?
- Justo aquí.
Beth giró el ordenador hacia Cosima. La sonrisa le salió involuntaria. Conocer gemelas en menos de tres horas empezaba a ser demasiado gracioso como para ser real. 
- Hey - saludó, inclinándose hacia Beth -. Soy Cosima. 
- Alison - La mujer le dedicó una sonrisa tensa, sin dejar ir la mirada de madre preocupada. 
- Bueno, Ali - continuó Beth -. Cosima está haciendo el doctorado en Minnesota, así que...
- ¿Doctorado de qué? - interrumpió Alison, abriendo mucho los ojos. 
- Evo-devo - Cosima sonrió para sí; siempre se había sentido orgullosa cuando decía cuál era su trabajo. Sin embargo, al ver las caras de incredulidad de sus compañeras, se obligó a aclararlo -: Desarrollo Evolutivo de Biología. 
Alison asintió, como si lo aprobase. Cosima no podía quitarse de la cabeza la misma imagen de su madre, cuando le dijo que no quería estudiar Medicina, sino 'Evo-devo'. Era exactamente la misma cara que tenía Alison en ese momento. 
- Entonces, si ella no puede venir, ¿cómo establecemos las normas? - continuó Alison. 
Cosima miró incrédula a Beth. 
- ¿Normas? ¿Cómo, 'si veis a alguien idéntico a vosotras, dadle una calurosa bienvenida a bordo'? 
Beth sonrió, negando con la cabeza.
- Algo así. Alison quiere que nuestro grupo esté más controlado.
- No, no, no. No es control, Elisabeth Childs. Es orden.
- Oh, sí, por supuesto - soltó Cosima -. Orden. Primera regla del Clone Club: no hablar con nadie sobre el Clone Club.
Beth rió por lo bajo, sujetando el ordenador. En la pantalla, Alison parecía intentar evitar a toda costa que sus hermanas la viesen sonreír, aunque estaba claro que el comentario le había hecho gracia. Estaba determinada a ser la 'madre' del grupo. 
- 'Clone club', lo que hay que oír...
- Segunda regla del Clone Club - sugirió Beth -. Móviles individuales para llamadas de emergencia. 
- Puedo encargarme de eso - señaló Alison.
- Un acertijo - propuso Cosima -. Algo que solo sepamos nosotras tres y que nos permita diferenciarnos. Algo como, no sé...
Alison se apartó el pelo de la cara.
- ¿Algo como 'empieza por 'c' y acaba por 'ones', ¿quién soy?'?
Cosima rió, negando con la cabeza. 
- ¿Qué tal - comenzó Beth - 'una de muchas, ¿qué soy?'?
- 'Una sola, una de muchas, sin familia tampoco, ¿'quién' soy?' - completó Cosima.
- ¿Y la respuesta es 'un clon'? - preguntó Alison, bajando el volumen de la voz.
Beth asintió, mirando el pequeño reloj de la pantalla. Cosima desvió la mirada hacia la universidad, que parecía mucho menos gris. Por fin empezaba a sentirse dentro de algo, aunque ese algo fuesen sus hermanas biológicas, o sus gemelas probeta, o su... Clone Club. 
- Mi vuelo sale en dos horas, tengo que irme, Alison...
-  ¿Hoy? - preguntó Cosima. Había esperado poder compartir más tiempo con ella, saber más de ella. 
- Paul vuelve mañana de Londres. Viaje de negocios. Tengo que estar en casa. 
- Sí, guay, guay - Cosima se inclinó hacia la pantalla -. Supongo que aún puedo viajar a Toronto un día de estos y reunirnos para hablar sobre genética molecular y ovejas clonadas.
Alison se irguió en la silla, con los dedos completamente visibles sobre la mesa en la que estaba apoyada. Beth miró a Cosima, con una media sonrisa en los labios. 
- Suena perfecto - Beth se metió la mano en el bolsillo de la chaqueta y sacó una servilleta cuidadosamente doblada -. Aquí tienes mi número y el de Alison. Llama si necesitas algo.
- Genial, genial. 
Beth sonrió, mirando a la pantalla. 
- Bueno, Ali, el martes puedo pasar por tu casa y darte detalles...
- Sí, perfecto. El martes. Y ¿Beth? - Alison se giró, bajando el volumen de la voz -. Yo también tengo una regla. 
Cosima estiró el cuello, con una media sonrisa en los labios. Reflejadas en la pantalla, Beth y ella parecían más distintas de lo que sus rasgos les permitían. Mientras que el libio inferior de Beth estaba torcido hacia la derecha, la boca de Cosima se torcía hacia arriba. Los ojos de Beth parecían cansados, grises; los de Cosima eran todo vitalidad y emoción. Y en comparación con Alison, tan recta y tan tersa que parecía plastificada al otro lado de la pantalla, la diferencia se acentuaba. 
No eran idénticas. Eran muy diferentes. Diferencias kilométricas. Quizá, lo único que todas tenían en común era el radio dorado que Cosima llevaba en la muñeca. 
- No usemos la palabra con 'c' - concluyó Alison.






*Yeeeeeeheeeeeeeeey, I'm back! Bueñas, pequeños. Creo que ahora estamos todos de vacaciones, así que ¡espero que las estéis disfrutando! He estado un tiempo de descanso, tratando de organizar todas las cosillas que quiero hacer ese verano en el blog. Ya veis que tiene nuevo look y eso, ahora es más sexy (?). Bueno, aquí os dejo este fic de Orphan Black (SI NO LA HABÉIS VISTO YA, OS ESTÁIS PERDIENDO UNA SERIE QUE FLOPAS (sí, con O) Y, LO QUE ES MÁS IMPORTANTE, UNA DE LAS MEJORES ACTUACIONES QUE, desde mi humilde opinión, HE VISTO EN UNA SOLA MUJER. TATIANA MASLANY ES UNA DIOSA). Siempre me he preguntado cómo Cosima especialmente (por su punto de vista científico) asimiló todo el tema de los clones. Además, siempre he querido meterme un poco más en Beth, aunque sea desde fuera. Espero que este trocito pequeño os guste y os sirva de excusa para quedaros un poquito más en el blog :)
Por cierto, muchísimas gracias por todas las críticas positivas hacia CBLO. Sois la hostia, en serio <3 *



3 comentarios:

  1. Hola, hola, Duckling. SIGUE SIENDO LUNES, ¿VALE? Vale.
    Capiduuuuuuuucks are back (33 días después) (menudas vacaciones) (perra). Antes de nada debo poner algo muy importante: Petunio, we need you back. El fic de Orphan Black era muuuuy necesario y aún así, opino que has tardado extremadamente mucho en escribir uno.

    Pues nada, que es genial, me ha encantado ver cómo se lo toma Cosima de primeras, algo más de Beth Y OBVIAMENTE ALISON HENDRIX, QUÉ ÍDOLA, MAN. "No usemos la palabra con 'c'", BITCHES. Tengo que decir que POR UN MOMENTO y aunque no cuadraba, pensé que la mujer con la que se iba a encontrar Cosima era cierto puppy insoportable de pelo cool.. Casi tiro el ordenador por la ventana, PERO NO. Thaaaaaaaaank you for leaving her out in Frankfurt, ehé.
    Me han encantado los trocitos de 'crazy science' que has metido.
    Y no sé.
    Sólo queda esperar a ver qué nos traes el sábado que viene.

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  2. Has tardado como un mes en publicar algo y MUY MAL, MAN. Fatal. Perra. Ahora como te saltes aunque sea UN sábado te desheredo. Yes. Y puedes hacer semana YOLO y eso, ¿sabes? Well. Nada.
    Now, sobre el fic en sí... MAN, HA SIDO DEMASIÉ. Ahora entiendo tus 'reflexiones nocturnas' sobre Beth Childs a las 4 de la mañana. Ha sido demasié que la hubieses metido. En el siguiente cap (espero continuación o algo parecido o, en fin, moar Orphan Black) espero que salga también Beth porque pienso que se podría haber aprovechado más el personaje y eso. Y lo que decían en la primera temporada de las pastillas y tal... Es que se puede aprovechar mucho. Indirecta. Ejem. And... Igual que la furcia de arriba pensé que iba a ser Delphine y no es que la odie pero me llevé una sorpresa en plan bien al ver que era Beth. Then, Cosima fucks the way, man. Y lo que pusiste de Scott >>>>>>>>>>>>>>. Y la parte de crazy science muy muy bien y todo. I mean, la forma científica de Cosima de adaptarse a la situación es demasié. Justo hoy he visto el cap de la primera temporada donde aparecía por primera vez y me ha recordado un montón a esto. Después está Alison Hedrix que es la clave de la vida y eso. Y, well, keep writing. Like anything. Yo me leería cualquier cosa que escribas, hasta un ejercicio chungo de filosofía. Méh.
    What else... Recuerdo menciones a ciertos fics de Skins... Ña. Y no me olvido de la princesa Maddiewyn. Soooooooo aprovecha el verano y danos una alegría a las Fireducks. You know, se me haría más fácil no echar tanto de menos CBLO (I'll always miss it de todas formas, you know) si publicas más cosas.
    I think that's it.
    Oh, I WANT MOAR COSAS DE TU COSECHA (?). Aká Never Let This Go o Bring Me To Life o, en fin, as I told, anything.
    Ña.

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  3. No me ha gustado nada de nada, lo otro era postureo.

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